«FÉRETRO VIVIENTE» VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE
Los Países Bajos es ahora posible hacer una buena acción a favor del planeta incluso después de la muerte al optar por un «féretro viviente», hecho a base de hongos, que facilita la descomposición rápida del cuerpo.
En ese ataúd, los mortales se convierten en abono para la naturaleza y se posibilita el enriquecimiento de la tierra gracias a los beneficios del micelio, una parte vegetativa de los hongos.
Esto es una primicia mundial, según Bob Hendrikx, inventor del «Living Cocoon», una idea que surgió en su laboratorio de la universidad tecnológica de la ciudad de Delft.
«Se trata de un ataúd que es de hecho un organismo fabricado con base en la estructura vegetativa de los hongos, los mayores recicladores de la naturaleza», explica.
El féretro fue utilizado recientemente por primera vez, elegido como último habitáculo por una señora de 82 años cuyo cuerpo estará totalmente descompuesto en un lapso de entre 2 y 3 años, proceso que dura más de una década en un ataúd clásico de madera.
La tapa, la caja, es de micelio, lo que hace que el ataúd sea más liviano que uno de madera. Y menos caro: cuesta en la actualidad 1.500 euros (1.770 dólares).
Para fabricarlo, es necesario cavar bajo la turba en el bosque, extraer micelio puro proveniente del hongo, mezclar eso con aserrín de madera, y poner el todo en la horma de un ataúd clásico. Siete días más tarde, todo eso se transforma en un organismo vivo en forma sólida.
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